Por Ana María Allendes,
Invitada Especial.
En un escenario andino, con reminiscencias alpinas como es la ribera del lago Villarrica, centenares de papás y mamás junto con sus hijos de repletaron las localidades dispuestas en la plaza de Pucón, el balneario más codiciado de Chile. Cuatro grupos participaron en este primer encuentro: La Escalera, de Bariloche; Ambar Negro, Tropienzo y Saltimbanqui, de Chile. Mostraron diferentes técnicas, pero todos encantaron al público en cada función al medio día y al atardecer. Como en todo el mundo y en cualquier idioma, cada vez que un títere -de guante, varilla o hilo- dirigía su saludo a los espectadores, recibía una unánime respuesta. Y cada vez que un personaje, desconcertado, preguntaba por otro, el público infantil indicaba a gritos dónde estaba oculto.
Por su parte, Ana María Allendes, fundadora de la Fundación para la Dignificación del Teatro de Muñecos, conversó con adultos y niños sobre la Tradición del Teatro de Muñecos, desde que el hombre vio su figura reflejada en las cavernas, como decía Javier Villafañe, hasta nuestros días. Luego invitó a los niños a subir al escenario haciéndolos recitar poesías, cantar canciones, contar cuentos a través de una gran variedad de títeres digitales y figuras planas que encantaron a la audiencia.
Esta comunicación entre el artista y el público, misteriosamente realizada a través de una figura de género, de madera o papier maché sigue siendo la clave del mundo de los muñecos.
Es lo que han hecho los titiriteros durante cientos de años y Pucón en el mes de Febrero del 2002 no fue la excepción.
Ante el éxito del Festival, la Municipalidad de Pucón está en conversaciones con las Universidades de Temuco con el fin de hacer un Festival nacional en Julio y uno Internacional en Enero del 2003, que abarque no sólo espectáculos, sino también talleres, cursos, charlas, exposición de muñecos, y exhibición de videos.