La Mediación Mediante Muñecos


El teatro de muñecos como instrumento de mediación fue experimentado científicamente en una investigación realizada en 1992 a través de un proyecto auspiciado por Universidad Diego Portales y financiado por el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes del Ministerio de Educación de Chile.

Dicho proyecto, denominado: 'Creación de un modelo de mediación cultural intergeneracional sobre la base de la creación y montaje de una obra de teatro de muñecos' es explicado por la profesora y marionetista Ana María Allendes.

Lecciones de 'Un pasito y otro pasito': el teatro de muñecos como una herramienta de aprendizaje mediado

El teatro de muñecos como instrumento de mediación, fue experimentado científicamente en Chile, en 1992, en una investigación realizada a partir de un proyecto auspiciado por la Universidad Diego Portales y financiado por el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes, del Ministerio de Educación, denominado: "Creación de un modelo de mediación cultural intergeneracional sobre la base de la creación y montaje de una obra de teatro de muñecos".

La mediación y el mediador están guiados por una intencionalidad muy clara: la de reflejar y transmitir su patrimonio cultural.

Esta intencionalidad tiene raíces muy profundas, comunes a toda la humanidad. Aquí se sitúa justamente la diferencia entre el mundo humano y el reino animal. La cultura del ser humano está motivada por la necesidad de vernos perpetuados, "continuados" por las generaciones siguientes, más allá de nuestros propios límites biológicos. Esta intencionalidad hace que el mediador sea una persona que se comprometa, efectivamente, emocionalmente y cognitivamente, en este proceso de transmisión.

Interacción generacional

Volvamos a la intencionalidad que tuvo la Unidad de Educación de la Universidad Diego Portales, considerando la importancia de la mediación, como proceso de transmisión cultural para el desarrollo y aprendizaje del ser humano. Las ideas contenidas en el cuento "Un pasito y otro pasito", muestran un modelo de mediación entre el abuelo y el nieto. Es importante rescatar hoy estas ideas, ya que, como veremos más adelante, y como lo ha dicho el Dr. Reuven Feuerstein "esta modalidad de interacción mediada entre las generaciones, hoy, por una serie de razones históricas y económicas, está siendo cada vez menos frecuente y menos intensa".

Está claro que nuestra sociedad enfrenta una fuerte tendencia a la segregación intergeneracional entre los mayores y los niños, lo que implica necesariamente una desarticulación de los procesos de transmisión cultural de los que dependen la continuidad y el desarrollo de las culturas locales.

Para hablar de una Experiencia de Aprendizaje Mediado, se deberá dar una interacción, donde entre los elementos -mediador, estímulo, mediado- se establezca un circuito cerrado en el cual, el mediador cambiará los estímulos, modificando la calidad, frecuencia y amplitud de dichos estímulos, hasta que el individuo los pueda recibir, beneficiarse de esta experiencia, y ponerse más alerta, más atento y más capaz de percibir e incorporar esta estimulación.

Mediación por interacción generacional: El abuelo ayuda al nietoConsiderando estos elementos, la interacción mediada de la obra "Un pasito y otro pasito" se puede ver desde dos puntos de vista:

  • El abuelo como mediador del nieto, y
  • El nieto como mediador del abuelo.

En este cuento de Tomie de Paola, se encuentra una relación entre dos generaciones, donde se ven reflejados los criterios de mediación propuestos y trabajados por el Dr. Feuerstein, en su teoría de la Modificabilidad Cognitiva y Experiencia de Aprendizaje Mediado.

Entendiendo la importancia de la experiencia de aprendizaje mediado, como proceso de transmisión cultural en el desarrollo y construcción del ser humano, es que ha parecido interesante considerar este cuento como base para un encuentro intergeneracional, entre gente de la tercera edad y niños.

Los propósitos.- Se ha tomado en consideración el marco teórico expuesto a partir de la propuesta del Dr. Feuerstein, en donde el niño no es solo el producto de una interacción directa con el mundo, sino que es el producto de situaciones y transmisión cultural. Es necesario recalcar que en nuestros días hay una carencia grave de mediación o de transmisión cultural. La gente de la tercera edad ha ido quedando relegada y postergada, con roles pasivos, y se ha ido perdiendo toda la riqueza de la transmisión de su cultura, privando a los niños de beneficiarse de ella, lo que les permitiría proyectarse en el futuro.

El propósito de la Universidad, al entregar, a través del teatro de muñecos, las ideas contenidas en la obra 'Un pasito y otro pasito' ha sido:

  • Crear un lugar de encuentro entre dos generaciones, considerando la importancia de la transmisión cultural en el desarrollo del ser humano.
  • Lograr una reflexión sobre el rol que puede cumplir la gente de la tercera edad con respecto a los niños, y de éstos con respecto a los ancianos.
  • Transmitir la importancia de la calidad de las interacciones, para que estas se constituyan en Experiencias de Aprendizaje Mediado, con criterios de intencionalidad-reciprocidad, significado y trascendencia.

Los criterios

La mediación no tiene que ver con el 'que', con el contenido, o con el lenguaje, sino que representa la calidad de la interacción.

Considerando esto es que los criterios de Intencionalidad y Reciprocidad, de Trascendencia y de Significado, son los que interesa rescatar en la obra seleccionada, para luego poder aplicarlos y proyectarlos en los talleres de encuentro entre adultos mayores y niños.

Si se analiza el cuento bajo el primer criterio, éste se ve reflejado desde el comienzo. El abuelo, Ignacio, piensa que su nieto tardará mucho en decir 'abuelo', y le enseña a decirle 'Nacho'. Su intención logra la reciprocidad; el niño, la primera palabra que pronuncia es: 'Nacho'. Y así se van desarrollando otra serie de interacciones, donde el abuelo se moviliza en dirección de sus intenciones, le enseña a caminar, construir torres, juegan juntos, le cuenta cuentos.

Mediación: El nieto como mediador del abuelo.El niño como mediador: cuando su abuelo enfermo regresa del hospital, el niño empieza a explorar y tantear el terreno, hasta que tiene el primer indicio de que el abuelo lo reconoce. Y a partir de la experiencia de mediación que tuvo con su abuelo, se convierte él en mediador para que el abuelo pueda recuperarse, y aplicando el aprendizaje y la experiencia adquirida.

También se encuentra el criterio de la trascendencia en este cuento. Las intenciones del abuelo eran de ir mas allá de enseñarle a caminar, jugar o contarle como le había enseñado a caminar. Esta mediación se ve concretada cuando el niño es capaz de aplicar la experiencia adquirida en la recuperación de su abuelo.

Y si se busca el criterio del significado, del por qué de la mediación del abuelo, ésta responde seguramente a su necesidad de continuación o de proyección en el futuro. Y en el caso del niño, él se involucra en una interacción inter-generacional buscando lo que él necesita, su pasado para poder proyectarse al futuro.

Imaginación-sentimiento

Por otra parte, debe considerarse que, según muestra la historia del teatro de muñecos, en la época moderna estos han pertenecido al mundo de los adultos, los que han decidido qué cosas les gustarían a los niños, enfocándolo desde el punto de vista de un filósofo o de un educador, olvidando que el niño, al crecer va pasado por diferentes ciclos de madurez y que no sólo crece físicamente, sino también emocionalmente. Una actividad lúdica como el manejo de los muñecos debe basarse en las actividades del niño con un amplio conocimiento del desarrollo infantil, y no con una idea preconcebida en cuanto a la forma en que el niño debe jugar.

María Signorelli habla de la importancia que puede tener un espectáculo de títeres, al despertar y desarrollar en el niño la imaginación-sentimiento, con la que, partiendo de si mismo, se aproxima a las cosas y al mundo. Una función de teatro de muñecos debe acercar al niño a una realidad decisiva (evocadora y objetiva), la misma que es creada cuando juega, en la que el niño, reconoce y supera, sus problemas y ansias. Entre los muñecos y el niño, se transmiten ideas y valores. Cada muñeco forma parte de la persona que lo anima, y para tener un verdadero valor, ojalá sea construido por esa persona, o al menos, bajo sus indicaciones.

Esto se relaciona directamente con las características de intencionalidad, significado y trascendencia que el profesor Feuerstein postula como esenciales para la mediación.

Un personaje real no puede convertirse en muñeco si no es capaz de eliminar todo lo que no sea esencial, y no se concentra en las características que determinan uno u otro personaje. El espectáculo debe tener todos los elementos para expresar el mensaje que se quiera entregar. El color, la forma, la música, deben ser los adecuados, y la acción debe ser real limpia, nítida. De esa forma, el niño integra su fantasía, haciéndole sentirse cómodo y afirmando su espíritu de observación y crítica, ayudándole a descubrir que además de su mundo irreal y maravilloso, también es maravilloso el mundo real en que vive.

Evidentemente, también están presentes, los criterios del doctor Feuerstein, cuando son los niños los manipuladores de los muñecos. Al enseñar a los niños a fabricar y trabajar los muñecos, se les está dando la oportunidad de expresarse creativamente, integrando todas sus experiencias. El muñeco ayuda a resolver los problemas socio personales de los niños o adolescentes, ya que creando personajes imaginarios y eligiendo los roles, ellos se revelan a si mismos.

El feliz instinto del juego, que se desarrolla al mismo tiempo que el crecimiento del niño, ya que por medio de él "el niño logra su bienestar mental y puede trabajar con sus deseos, temores y fantasías hasta integrarlos en una personalidad viviente"(1) vivo, se perpetúa mas allá de la edad infantil, y juega un papel importante en la vida del adulto.

En esta época consumista, que marcha velozmente, donde los niños ya no son educados por los padres; la televisión y los videos han invadido los hogares y las radios ensordecen los oídos, existe el peligro real que el juego y la fantasía desaparezcan y el niño no tenga ni el tiempo ni el deseo para dedicarse a la fantasía. Si esto ocurriera, se produciría lo que el profesor Feuerstein llamaría "Deprivación cultural". Sin embargo, el niño, puede encontrarse a si mismo en cualquier lugar, cuando el títere forma parte de su mundo, donde la realidad y fantasía no pueden fácilmente ser separadas, para enriquecer su mundo interior.

Los espectáculos realizados por niños, con la intencionalidad, quizás, sólo de divertirse y divertir a sus compañeros, unido al sentirse cada uno de ellos responsable del éxito o fracaso del espectáculo, el poder intercambiarse los roles, la forma que cada uno ha colaborado, el trabajo realizado en equipo, indudablemente tendrá trascendencia en su formación integral, y los ayudará a adaptarse al mundo en que les tocará vivir. Los acostumbran a ser parte integrante de una comunidad, y aprenden a dar justo valor al trabajo propio y al ajeno.

La verdadera personalidad

Al manipular muñecos, el niño entra activamente en el juego de utilizar su cuerpo o por lo menos su mano. Se proyecta en lo simple del muñeco, en un ambiente sencillo, en que la ausencia de la escenografía hace aparecer la ficción tan primordial para el juego. El títere, el escenario, las acciones y las palabras son los medios para un fin. A través de ellos el niño expresa sus ideas, conceptos, modos de actuar, como asimismo sus temores y ansiedades buscando ser querido y aceptado. La combinación de los movimientos con la voz es portadora de una idea. Lo importante es que el niño se siente libre como para dejar que los muñecos dramaticen lo que el siente, la forma como le gustaría resolver situaciones y enfrentar y superar obstáculos.

El niño logra perder sus complejos infantiles, y aflora su verdadera personalidad. Desarrolla su imaginación y propende a la libre imaginación. El títere adquiere movilidad porque se la traspasa el ser humano, el titiritero.

En el caso de los títeres de guante, será la mano la que le imprime el movimiento; en el caso de la marioneta de hilo, será el manipulador que al igual que un tañedor de instrumentos hará lo mismo con el comando o cruceta de la marioneta. Es decir que existe una técnica que aprender en ambos casos, pero no proviene de los mecanismos fríos sino de mecanismos humanos no infalibles, también casi perfectos, pero con la posibilidad de a veces no serlo. En esta forma adquiere más vivencia el muñeco: puede decirse que vive a la par del niño titiritero que le está manejando, creando en esos momentos sus movimientos expuestos al error o a la casualidad afirmativa o negativa.

María Signorelli, habla del cuidado que hay que tener para no cansarlos ni que pierdan el interés. No exigirles necesariamente la construcción de los muñecos, sino que, si no pueden realizarlos por si solos, estén presentes en la fabricación, decidiendo qué personajes deberán intervenir, opinar sobre los posibles cambios, y experimentar la alegría de ver que sus ideas se materializan. Es necesario ir gradualmente, aprendiendo a moverlos con las manos, sincronizando el lenguaje con el movimiento para la interacción con otro títere.

Igualmente importante es el sentimiento que reúne a los niños al preparar un espectáculo. "Con el títere en la mano los pequeños titiriteros también cambian situaciones y actitudes, por exigencias escénicas. Se introducen nuevos motivos, que aparecen por una reflexión mas profunda o por una exigencia de lógica y de justicia".(2)

Indudablemente, lo expuesto anteriormente, está dentro del marco teórico que el Dr. Feuerstein, llama "Experiencia de Aprendizaje Mediado".

En conclusión:

El teatro de muñecos, enmarca dentro de los criterios de Intencionalidad, de querer asegurar reciprocidad y por supuesto de la trascendencia, ya que:

  • El muñeco requiere del espectador una participación activa.
  • La representación de muñecos se ubica en el terreno de la ilusión, al exigir de los espectadores un poder creador de transfiguración.
  • Abre acceso al mundo de la oralidad
  • La representación de muñecos nos aleja del realismo, en la medida que el espectáculo es un conjunto de "inverosimilitudes acumuladas", en el cual nada es verdadero. Los títeres no representan nada, "por el registro extremadamente limitado de sus gestos, por su imposibilidad de traducir por la mímica, por su incapacidad de reproducir la vida, adquieren por todo ello, el poder de evocarla. Los títeres no traducen, significan".

Por lo tanto la participación activa del espectador se organiza en torno a un esfuerzo por trascender al realismo inmediato, hacia el terreno de la ilusión. Todo esto sobre la base de que "la paradoja del títere consiste en su capacidad de expresar mas que el comediante porque dispone de menos medios, en descubrirnos mas ampliamente la vida porque no la posee, en elevarnos al ensueño porque es de madera, y en obligarnos a darle una respuesta porque es mudo".


  1. Isaac, Susan: "Social Development in young children", Londres 1933.
  2. Poeta, Angela: "Nascita del burattini in una squola di campagna", en "L'indice d'oro", Roma, año V, Nº 6, junio 1954.